miércoles, 28 de octubre de 2009

La impotencia

No, no voy a hablar de disfunciones sexuales. Hace tanto tiempo de... que ni siquiera sé si ya la sufro senil o no, a mi edad. No, me refiero a la sensación que tengo estas últimas semanas en el cuerpo. Es la sensación de que da igual lo que hagas, intentes, te desgañites, trabajes como un burro... al final nunca se tiene el control sobre las cosas que te afectan, estás contínuamente en manos de los demás. Y la sensación de impotencia es total. Es una suerte que las armas en este país sean oficialmente ilegales, porque si no tendríamos un Columbine o un Waco todos los días. Ya nos habríamos matado todos unos a otros.

Entre esas vicisitudes que sufro, la menos grave es que llevo 10 días sin Internet y aún me temo que me queda otro mes, con suerte. El día que pueda conectarme en casa no sé si me desahogaré escribiendo todo lo que voy acumulando estos días o simplemente pondré una blasfemia de tres líneas sin espacios.

Una última cosa. Aunque seas, lector, del pueblo más horripilante y nauseabundo del orbe terrestre, vente a vivir una temporada a Pozuelo de Alarcón (Madrid): acabarás teniendo morriña. Mordor es el País de Nunca Jamás, al lado de esto.

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