viernes, 14 de octubre de 2005

Satanás y las matemáticas

Benedicto XVI ha entrado pisando fuerte en el Papado. A este hombre le veo cara de qué-pena-que-no-vivimos-en-el-siglo-catorce-porque-entonces-vos-sus-íbais-a-cagal. Ayer comenzó en Roma un curso de exorcismo bajo sus auspicios, ya que no debemos bajar la guardia ante la omnipresencia del Maligno. El curso lo imparte un obispo italiano que, según él, ha participado en más de 40.000 exorcismos. Y los alumnos son un montón de curas de todo pelaje, con la característica común de ser unos iluminaos, en el sentido mundano de la palabra. Hasta ahí, todo normal (por decirlo de alguna manera, claro).

Sin embargo, lo que a mí no me salían eran los números. Los exorcismos, según el propio ponente, sólo podían ser hechos por obispos, lo cual a mí me parece raro, ya que siempre se queda uno con la imagen de seminarista guay del protagonista de la película. Además yo tenía un profesor de religión en el instituto (no diré de dónde era párroco para no dar pistas a los cientos de miles de lectores de este blog) que presumía de ser exorcista (los demás presumían que era gilipollas. Sólo unos pocos teníamos la certeza de esto último)…
…Bueno, a lo que iba, que me pierdo. Si sólo pueden ser hechos (los exorcismos, no los gilipollas) por obispos, se dan las siguientes cuentas matemáticas:

El 99% de los alumnos del curso pierde el tiempo, porque nunca llegarán a obispos. El otro 1% está poseído por el omnipresente Satanás para hacer espionaje industrial. Ese 1% sí aprovecha el curso. Suponiendo que el obispo italiano fuese un superdotado precoz, pongamos que llegó a obispo a los 30 años. Y ,por su imagen, no aparentaba más de 65, tirando por lo alto (salvo que haya llegado a un pacto con el diablo, lo cual, en su trabajo, tampoco es descartable). 40.000 exorcismos en 35 años son 3,1 exorcismos diarios, incluyendo domingos y festivos. Se me antojan demasiados incluso para un profesional.

Pero claro, la explicación venía cuando dijo que hay muchos síntomas de posesión demoníaca, pero que el más habitual era “hablar en lenguas desconocidas”. Entonces sí, el pobre hombre no dará abasto. Desde Fraga hasta el chino de la tienda de la esquina son susceptibles de ser rociados de agua bendita:
- “¡¡¡Vade retro!!!”
- “uneulosesenta…”

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